El Hinduismo promueve la adoración de los animales. La vaca es concebida como la madre de la humanidad por el nutriente que suministra: la leche. Una madre amamanta a sus hijos sin esperar nada en compensación. De igual forma la vaca nos brinda su leche. Por este motivo la religión Hindú compara la muerte de una vaca con la de su propia madre. Sin embargo, más allá de esta explicación histórica, la mayoría de las religiones promueven al amor a los seres vivos. La protección de las vacas es uno de los ejes de hinduismo, la religión dominante en la India. Para el hinduismo, todo lo que proviene de una vaca es sagrado ( su cuerpo contiene unos 330 millones de dioses y diosas).
A primera vista las vacas de la India parecen ser inútiles: casi no proporcionan leche, no suministran carne y les pueden quitar el alimento a otros animales que sí son comestibles, así como al propio hombre. Los turistas se asombran de la libertad con que deambulan en las ciudades hindúes y de que los agricultores las consideren parte de su familia. Las vacas son adornadas con guirnaldas y borlas, se reza por ellas cuando se enferman y el nacimiento de un becerro reúne a los vecinos, los dueños y aun sacerdote en amena celebración.
Cuando un agricultor tiene una vaca, no solamente posee un animal sagrado, también es dueño de una factoría para producir bueyes. En una país como la India, en el que comprar un tractor no es práctica diaria, ésta es una buena razón para tener poco interés en vender sus vacas al matadero.
El pueblo Hindú es profundamente espiritual: cuenta con una de las religiones más antiguas del mundo, tiene registros religiosos en libro sagrados muchos años antes de J.C. El hinduismo acepta e incluye muchas formas de culto, así como cultos locales cuyas costumbres religiosas contemplan prácticas casi mágicas.
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